Rocío ha sido un regalo en nuestra vida, hemos tenido la suerte de que nos eligiera para realizar sus prácticas de Magisterio a lo largo de estos años, pero este curso ha sido mucho más intenso porque la hemos tenido con nosotros todo un trimestre.
Todo lo bueno se acaba y ella tiene que seguir su camino lejos de nuestra clase, aunque siempre ya va a formar parte de nuestras vidas.
El jueves fue un día muy intenso porque nos despedíamos de ella y fue un día muy, muy especial.
Durante la mañana le estuvimos preparando su libro-regalo "Frases preciosas para gente preciosa" del que le hizo entrega al volver del recreo Pepe, otro tesoro de práctico que vamos a seguir disfrutando unas semanas más cuando volvamos en enero.
Pepe le recitó un poema precioso de Alejandro Romualdo "Sobre la infancia"
Carlos, Pablo y Fede recitaron con ella algunos poemas y por último ella recitó uno muy especial "La higuera" de Juana de Ibarbourou:
SOBRE LA INFANCIA
La infancia nos llena la cabeza de
luciérnagas
de polvo las rodillas y los ojos nos
cubre
dulcemente. La infancia nos llena las
manos
de globos y limosnas; la boca, de pitos
y azucenas
y nos cubre las espaldas con sus plumas
de cigüeña.
En la infancia son monarcas los ratones
y los dientes.
¡Oh la infancia, la hora blanca del
reloj,
el tierno silabario, el bonete de los
ángeles y el duende!
Uno se siente nuevo, herido por un
corcho,
muerto heroicamente sobre un caballo de
madera:
amo mi infancia, mi corazón en
pantalones cortos.
LA HIGUERA
Porque es áspera y fea,
porque
todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.
En
mi quinta hay cien árboles bellos,
ciruelos redondos,
limoneros
rectos
y naranjos de brotes lustrosos.
En las
primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la
higuera.
Y la pobre parece tan triste
con sus gajos
torcidos que nunca
de apretados capullos se viste...
Por
eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer
dulce y alegre mi acento:
«Es la higuera el más bello
de los
árboles todos del huerto».
Si ella escucha,
si comprende
el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en
su alma sensible de árbol!
Y tal vez, a la noche,
cuando
el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:
¡Hoy
a mí me dijeron hermosa!
Para acabar, nos recitó un poema escrito por ella que nos emocionó enormemente.
También le regalamos un recital de música de las niñas y niños que están aprendiendo a tocar algún instrumento y que nos hicieron disfrutar de un pequeño y maravillosos concierto en el que vimos los maravillosos progresos que van haciendo día a día.
También le regalamos un recital de música de las niñas y niños que están aprendiendo a tocar algún instrumento y que nos hicieron disfrutar de un pequeño y maravillosos concierto en el que vimos los maravillosos progresos que van haciendo día a día.
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